Una tarde en el sumo

Ayer me fui a ver a mis gordos favoritos, esos luchadores de sumo que oscilan entre los 220 kilos (los menos delgados) y los 140 (los más delgados). Este año hay una novedad: hay un luchador canijo, sólo pesa 98 kilos. Y para más rareza es checo. Le dieron para el pelo y podéis ver en la foto que adjunto que le han quedado pocos.

Clic para ampliar

Una tarde en el sumo es si quieres llegar a las 10 de la mañana para ver a los que aún no son profesionales y acabar a las 6 con los combates de los yokozuna y los ozeki, las categorías superiores. Sólo hay dos yokozuna actualmente, un japonés y un mongol. Son buenos, los tíos, pero echo de menos a mi Asashoriu, aquel mongol que vi en 2007 y del que hablo en mi libro sobre Japón. No he visto gordo más elegante en mi vida. Pero lo mejor del sumo es tener una buena entrada, como de tendido de sombra, y sentarte en tu tatami con tu botellita de sake y tu sushi a ver cómo los gordos se dan sopapos y caen ruedo abajo (combaten en una especie de altillo de un metro de alto y a veces caen empujados como sólo puede caer un gordo con moño).

Ahora bien, dicho esto, el preferido por el público es Takamisakari. ¿Qué tiene de especial? Que es border line, fronterizo, que le faltan unos graditos, que es un poco mongol pero no de nacionalidad sino de condición natural (perdón por la incorrección política). Cuando llega, el público le grita ¡¡Takamizakari!!, y nuestro héroe se da de hostias en la cara, en las piernas, en el culo, y coge un puñado de sal y la lanza a varios metros de altura. ¡Takamizakari! y otro par de hostias que se da y otro puñado de sal que lanza para purificar el escenario. Era el tercer año que lo veía combatir y por fin le he visto ganar un combate. De momento lleva tres victorias y una derrota en este torneo. Sí, es el favorito del público y mío también una vez retirado Asashoriu. Siempre me ha gustado la gente rara con cara de buena persona.

¿Cuanto lechón de los Pedroches sería capaz de comerse un luchador de sumo? Un lechón para ellos es como un bocadillo.

Fernando González Viñas

Clic para ampliar
Clic para ampliar
Clic para ampliar

Tokyo. Instrucciones de uso (1)

A veces uno acierta en los viajes y otras no. He acertado, en vista de la nevada con ventisca que ha traído mi madre de regalo al sol naciente, echando en la maleta unas botas de esas como de soldao, de las que llevaban los punkis cuando a Sid Vicius todavía le regía el cerebro. Con esas botas los punkis se peleaban con los rockabilly y estos últimos salían por patas porque, claro, te daban una patada en la cabeza con una de ellas y tardaban una semana en arreglarse el tupé. Y un rocker sin tupé es como un pueblo sin tonto.

En otro orden de cosas, hasta mañana no veré al señor Taga: tengo que ir con una pala, dice Keiko, para abrir camino a la casa, incluidas las de las casas vecinas (¿qué os había dicho del tonto del pueblo?) y que no se caigan las abuelas en la nieve. Me he preparado dándome un baño que me ha preparado mi geisha, que aquí el baño consiste en lo siguiente: hay unas bañeras más profundas pero más cortitas que las nuestras. Antes de entrar te enjabonas con jabón y te enjuagas con una palangana cuyo agua vas sacando de la bañera. Antes de entrar en el baño tienes que enjuagarte, es decir, que el baño es como un relax final que, como dirían en un gimnasio que ofrecen clases de biodanza, “te abre los poros”. Sí, sí, todo eso es muy bueno, muy bonito, pero, a los diez minutos de estar dentro del agua hirviente (que diría mi geisha) ¿a qué se dedica uno? Hay que tener en cuenta que el agua queda limpia para baños posteriores, así que quedan descartados los pensamientos impuros. Un baño a la manera japonesa es un aburrimiento supino. No se puede leer un libro, los ordenadores se empañan y nadie te trae una bolsita de patatas fritas.

No se puede ni comparar con estar por ejemplo en la cafetería Marta, en la calle cruz conde, al solecito invernal, tomándose uno un biter kas con una bolsita de patatas fritas procedentes de bolsas traslúcidas y aceitosas y viendo pasar a los transeúntes, incluidos los feos que Agustín quiere quitar de la circulación e impedirles salir más allá de las fiestas de guardar. ¡Ni por asomo! ¡A la mierda el baño japo -ofuro-! ¡Viva el biter kas!

En cuanto a la tormenta, no es broma, una hora después de salir del aeropuerto de Narita en tren camino de Tokio, cortaron el tráfico ferroviario (que palabra más bonita. Una tonta de un pueblo, antiguamente para presumir decía: tengo un novio ferroviario).

Dije antes que acerté con las botas pero he metido la pata en otras cosas: ¿Cómo se explica que haya traído un guante y tres calcetines iguales? Tres calcetines no son tres pares, son eso, tres calcetines, en su caso con estampado escocés. A menos que visite Fukushima, se me caiga un brazo y me crezca una pierna va a ser un desperdicio. Pero lo peor de todo son las semillas de tomates de Alcolea que traía para plantar aquí: se me han olvidado no sé donde. Yo que pensaba abrir mercado con esos tomates rosas y grandes y dulces y sabrosos de Alcolea, que iba a plantar en el huerto de la tía de Keiko. Sí, la tía de Keiko tiene un huerto en el centro de Tokio ¿cómo es eso? Ya os lo desvelaré, lo estoy escribiendo aparte como novela de yacuzzas. Lo cierto es que Michio, que así se llama la venerable señora de134 centímetrosdesde las pantuflas a la permanente, es un personaje que debo de investigar porque parece tener, como el señor Taga, buenos mimbres. Y aquí me quedo, escuchando Radio 3 por el internete.

Fernando González Viñas

Clic para ampliar
Clic para ampliar

Invierno en Tokio

«Invierno en Tokio» será el título del diario que de su estancia en Japón nos vaya enviado nuestro polifacético paisano, el escritor Fernando González Viñas.

«Así he llegado, debe ser una broma de mi madre porque ayer hacía sol en Tokio y mañana al parecer también. Los trenes están parados y la ciudad se la ha comido un temporal como no he visto ni en Alemania.

Por lo demás, se acaba de suspender el partido de fútbol del Tokyo FC. Y para más inri hoy se celebra la ceremonia de hacerse mayores las muchachas de 20 años, todas con sus kimonos nevados por la calle, sin trenes y con un muñeco de nieve en la cabeza.

¿Pero cómo se me ocurre olvidar el trineo? Por favor, mandadme una escopeta de cazar osos.

Fernando González Viñas»

Clic para ampliar
Clic para ampliar

Fernando González Viñas candidato al Solienses 2013

El villaduqueño Fernando González Viñas optará al premio Solienses 2013 con su libro «Esperando a Gagarin», desde estas páginas le deseamos mucha suerte y animamos a los lectores a que se adentren en la obra de un autor y artista tan genial y polifacético como Fernando, del que tenemos la suerte de poder disfrutar en Los Pedroches.

Algo más sobre Fernando y «Esperando a Gagarin»:

«Esperando a Gagarin» – Portal Villaduqueño  (30/09/2012).

“Porque a Yuri Gagarin lo enviaron al espacio allá por abril de 1961, al mismo tiempo que desaparecía misteriosamente de Villanueva del Duque mi abuelo Ruperto. A ambos los estuvieron esperando, a uno más que a otro, pero eso lo saben muchos en Villanueva del Duque y al que no lo sepa no quiero destriparle como acabó el asunto, que tuvo su misterio y está escrito hasta el detalle, incluido el final, algo que muy pocos conocen”.

«A veces buscamos en las estrellas lo que está en las profundidades de la tierra» – El Día de Córdoba (12-11-2012)

«Hay una desaparición de un hombre, que más tarde aparece, con culpables, con tragedia, con oscuridad en el fondo de la tierra y luz en el espacio porque al mismo tiempo voy contando la carrera espacial soviética, sus logros frente a los americanos, la aventura de la perrita Laika, quién era el diseñador de los cohetes rusos y un poco la vida de Gagarin. En el libro se espera la aparición de mi abuelo pero también se espera a Gagarin, aunque los rusos cuando lo lanzaron al espacio no tenían muy claro que volviera. El humor no podía aguantar más y he querido sacarlo en la tercera parte y contar las cosas como a mí me gusta contarlas, con humor por muy trágicas que sean las circunstancias»

Presentación en Villanueva del Duque – Cosas de Julio (10/11/2012)

Esperando a Gagarin” rebosa de un estilo desenfadado y fresco, que hace que no puedas levantar la cabeza del libro desde principio a fin. La tercera parte de la obra, con su abuelo contando en primera persona el desenlace de toda la trama, es en mi opinión un conjunto digno de la mejor literatura, esa que es capaz de de plantar cara al absurdo de la vida con humor y tragedia

Entrevista a Fernando González Viñas – Dpto. Lengua IES AM Calero (22/12/2012)

«Es una historia de mi familia que nunca se olvidó. La desaparición de mi abuelo supuso especialmente para mi madre -su hija- un golpe muy duro del que se estuvo acordando toda la vida. Nunca pensé en escribir sobre ello pero al final, curiosamente, ha sido mi primera obra de “ficción”. Con ella, de alguna manera, he cerrado la historia que atormentó a mi madre, dándola a conocer hasta el último detalle.»

González Viñas recrea la historia de una angustiosa espera – Diario Córdoba (24-10-2012).

«El misma día que el Sputnik busca las profundidades del espacio, desaparece misteriosamente un habitante de un pequeño pueblo español. Hasta cuatro años después, con la llegada del primer hombre al espacio, Gagarin, no se resuelve el oscuro misterio del desaparecido. Esperando a Gagarin es una historia sobre aquellos que miran a las estrellas para olvidarse de la oscura tierra en la que habrán de acabar sus días. Basada en un hecho real, la desaparición del abuelo del propio autor, la obra nos mantiene en tensión hasta la última página

Entre la sonrisa y el vacío – F. Sánchez Dragó, Diario El Mundo (14/12/2012)

«Mi tocayo es feliz propietario de una de las plumas más ágiles, divertidas y certeras de Cigarria. Su libro ‘Japón, entre la sonrisa y el vacío’ (Almuzara, me parece) es uno de los mejores que he leído entre los muchos que existen a cuento de ese país en el que cualquier disparate es posible.»

villanuevadelduque.com

Presentación de «Esperando a Gagarin» de Fernando González Viñas en Villanueva del Duque

El próximo viernes día 9 de noviembre a las 20 h, presentamos en la casa de hermandades de Villanueva del Duque (Plaza de Santa Bárbara) el libro «Esperando a Gagarin» del villaduqueño Fernando González Viñas.

La novela está estrechamente relacionada con la localidad, pues habla del crimen del abuelo del autor, Ruperto Viñas, que en 1961 conmovió a Villanueva del Duque, y de toda la trama asociada al mismo.

A partir de ese crimen, el autor establece un paralelismo con la carrera espacial rusa y uno de sus astronautas más conocidos: “porque a Yuri Gagarin lo enviaron al espacio allá por abril de 1961, al mismo tiempo que desaparecía misteriosamente de Villanueva del Duque mi abuelo Ruperto. A ambos los estuvieron esperando, a uno más que a otro, pero eso lo saben muchos en Villanueva del Duque y al que no lo sepa no quiero destriparle como acabó el asunto, que tuvo su misterio y está escrito hasta el detalle, incluido el final, algo que muy pocos conocen”.

Hace muy pocos días, el libro ha merecido el interés del programa «Viaje al centro de la noche» de Radio Nacional, que pueden escucharlo en este enlace a partir del minuto 2,50.

Escuchar audioViaje al centro de la noche - Esperar sin desesperar - 30/10/12

Todos los vecinos, y los interesados en las obras de este genial autor villaduqueño, están invitados este próximo viernes día 9 a las 20 h en la casa de hermandades de Villanueva del Duque.

Concejalía de Cultura

Clic para ampliar

“Esperando a Gagarin” de Fernando González Viñas

En nuestro libro de feria y fiestas tuvimos la fortuna de contar con una genial colaboración del villaduqueño Fernando González Viñas, que tituló Las abuelas que besaban a los forasteros, y en la que nos hablaba de la emigración de su familia a Alemania y los gratos recuerdos que siempre le traían sus regresos al pueblo.

En esa colaboración ya nos dejó entrever la edición de su próximo libro, titulado Esperando a Gagarinporque a Yuri Gagarin lo enviaron al espacio allá por abril de 1961, al mismo tiempo que desaparecía misteriosamente de Villanueva del Duque mi abuelo Ruperto. A ambos los estuvieron esperando, a uno más que a otro, pero eso lo saben muchos en Villanueva del Duque y al que no lo sepa no quiero destriparle como acabó el asunto, que tuvo su misterio y está escrito hasta el detalle, incluido el final, algo que muy pocos conocen

Hoy, nos anuncia su aparición a la venta en la tercera semana de octubre, y ha tenido a bien el permitirnos tener en primicia un breve extracto del primer capítulo:

Desde el día anterior, el satélite ruso emitía una señal radiofónica que podía escucharse en todo el globo: bip, bip, bip y otra vez bip. Desde el día anterior, nadie sabía del paradero del padre de la Marujilla. La noche, abierta como un pozo, parecía habérselo tragado al mismo tiempo que había regalado a la órbita terrestre una esfera metálica que gritaba bip, bip, bip y otra vez bip. Quizás era el grito del desaparecido, pero eso el Juanillo no lo sabía. Tampoco sabía que el satélite había sido lanzado al espacio con un ángulo inclinado de 65 grados con respecto al ecuador, ni tampoco que el padre de la Marujilla pesaba exactamente la misma cifra: 65 kilogramos.

El Juanillo no sabía si creer al Simón, emperrado en asegurar a voz en grito que había contemplado al satélite soviético pasear su brillo como una estrella con prisas. El Juanillo se levantaba todas las madrugadas a las 4 de la mañana para amasar el pan en la panadería junto a su padre y su hermano el Luis y aún no había podido distinguir esa estrella que alteraba el mundo. No sabía si al pueblo le interesaba tanto el satélite como parecía, pero sabía que todas las mañanas debía estar el pan recién hecho. Hay cosas que se saben y cosas que no se saben. De eso sí era muy consciente. Y él sabía que a las siete de la mañana dejaba de cocer pan para meterlo en unas talegas de trapo y pedalear en su bicicleta diecisiete kilómetros para venderlo en un pueblo vecino. Pedaleaba pasando por el arroyo Lanchoso, descansando a veces unos minutos junto al pozo de San Ruperto y, en los días otoñales del Sputnik, dejándose comer los tobillos por el frío de las mañanas.”

Muy pronto esperamos poder presentarlo en Villanueva del Duque, para así tener la oportunidad de profundizar en esa historia paralela: la de aquellos que esperan a un desaparecido y la de los que esperan el regreso a la tierra de Gagarin.

Clic para ampliar

Fernando González Viñas (Villanueva del Duque, Córdoba). Escritor, Doctor en Historia, traductor y artista plástico. Es autor de los ensayos Sol y Sombra de Manolete (Berenice / Books4pocket, 2007), José Tomás. De lo espiritual en el arte (Berenice, 2008). Otras obras del autor: Japón. Un viaje entre la sonrisa y el vacío (Almuzara, 2010), Manolete, biografía de un sinvivir (Almuzara, 2011), Cielo español. El culto a las Brigadas Internacionales en la Alemania Socialista (RDA/DDR). Recientemente ha traducido del alemán dos obras de Hugo Ball, Las consecuencias de la Reforma y «Teología política de Carl Schmitt» que serán publicadas por Berenice bajo el título general “Dios tras DADA”

Fernando González Viñas aborda la vida de Manolete más allá del mito

El escritor y doctor en Historia Fernando González Viñas (Villanueva del Duque, 1966) aborda la figura de Manuel Rodríguez Sánchez «Manolete» a través de una biografía que profundiza en su persona más allá del mito. «Manolete, biografía de un sinvivir» es el título de su nueva publicación, que acaba de sacar al mercado la editorial Almuzara dentro de su colección de Memorias y biografías.

A pesar de los numerosos libros que ha generado el torero cordobés, a juicio del editor de este sello, David González Romero, esta biografía definitiva sale a luz porque Manolete «la necesita, porque tiene como todos los mitos ese no se qué que define una época tanto en el toreo como en la historia y en la vida humana».

Leer completo en «El Día de Córdoba»


Villanueva del Duque en el Monte Fuji

Simpático correo el que nos envía nuestro paisano Fernando González Viñas, con fotografías del viaje que inspiraría su libro “Japón. Un viaje entre la sonrisa y el vacío”.

Llegué al monte Fuji tras dos días de ascensión, en una de mis andanzas que luego aparecieron en el libro. Como podréis ver, hay otros que se llevan la bandera de su país para fotografiarse en la cima de las montañas. Yo me llevé al pueblo.”

Podéis hacer clic sobre las fotos para ampliarla.

villanuevadelduque.com

Clic para ampliar
Clic para ampliar
Clic para ampliar
Clic para ampliar

Fernando González Viñas: «Japón, un viaje entre la sonrisa y el vacío»

Nacido en nuestra localidad en 1966, este villaduqueño escritor, historiador y artista plástico, ha sido fundador y director de la revista Boletín de Loterías y Toros, es articulista en prestigiosas publicaciones de tauromaquia, ha organizado congresos internacionales sobre el toreo y ha sido comentarista taurino en televisión, ha coordinado también el libro Los Califas del toreo y participado en el catálogo Manolete 50 años.  Es autor de los ensayos Sol y sombra de Manolete, (Berenice, 2007) y José Tomás «de lo espiritual en el arte». (Berenice, 2008). En 2009 ganó el concurso de relatos del Museo Arqueológico de Córdoba.

En esto días, Fernando nos sorprende con su nuevo libro, que desentraña una cultura que, supuestamente integrada en el mundo occidental, no deja de sorprender al visitante. Curiosamente Villanueva del Duque es una parte importante de este relato: “En algún momento, estando en Japón, empecé a pensar lo que mi abuela Rogelia, siempre de negro, siempre en su pueblo, siempre ofreciéndome galletas Napolitana con su capa de azúcar, lo que mi abuela, digo, pensaría y diría sobre todo aquello que yo estaba viendo

Julio López para villanuevadelduque.com