Eugenio Noel en Villanueva del Duque

1Eugenio Muñoz Díaz (1885-1936), conocido como Eugenio Noel, ha pasado a la Historia como el escritor antiflamenquista y antitaurino por antonomasia. Poca justicia se le hace con ello. Aquel escrito bohemio, pobre hasta la miseria, al que admiraban los jóvenes escritores de principios del siglo XX, hasta el punto de, mitad en broma, mitad con respeto reverencial, llamarle “Ortega y Gasset y Noel”, escapa por calidad literaria y empeño apostólico a tan simple definición. Digo apostólico pues él mismo consideraba su labor como apostólica, una labor que no era otra que la de denunciar el atraso perenne de España, el atraso ideológico, continuando la labor de Joaquín Costa, el gran regenaracionista español, al que Noel, admiró y lloró.

            Noel creyó ver concentrados los males de aquella España atrasada, de labradores analfabetos y caciques que deshacían a su antojo, en el flamenco y en las corridas de toros. En realidad, eran solo dos excusas para remover las conciencias, agitar el abotargamiento mental de la nación -¿seguimos igual?-, y denunciar los mil y un males del país, desde la locura de la guerra africana, en la que, por cierto, luchó y recibió balazo mi abuelo Doroteo, el de la calle de la Ronda de Villanueva del Duque,- hasta la ineptitud de los gobiernos y la decrepitud de un partido republicano en el que él mismo un día depositó sus esperanzas. Noel escribió alguno de los libros más irreverentes, y para colmo de excelsa calidad literaria, que se han escrito en este país. Tenemos la suerte de que muchos se están reeditando ahora, algunos, como su “Diario íntimo” (2013) que sirve de base a este escrito, por la editorial cordobesa Berenice. No quiero extenderme más en este asunto y sí volver a su faceta de apostolado antiflamenquista, entendiéndose este término, ya se ha dicho, como amalgama de los males de una España rancia, casposa y retrógrada.

            Noel, ante su precaria situación económica en la capital, donde cada vez eran rechazados sus artículos en más periódicos y sus libros en más editoriales, abandonaba periódicamente Madrid para recorrer España dando conferencias de pago sobre su “apostolado” regeneracionista, antiflamenquista y antitaurino. ¡Él, que de niño soñó con ser torero y no perdía ocasión de lucirse en la barrera de la Plaza de Toros de Las Ventas! Pocas ciudades y pocos pueblos de España se libraron de Noel, que llegó a ser tan conocido como el torero Joselito, y del que se llegó a decir que “se le odia más que se le lee”. Odio y amor despertaba allí donde iba, con su cada vez peor aspecto, desaliñado, sucio en ocasiones por falta de dinero para comprarse ropa, rechazado por los caciques del lugar en otras, lamentándose de su suerte y de su país.

            En uno de aquellos viajes en busca de algunos duros para mantenerse a sí mismo y a su familia llegó a Villanueva del Duque. Lo cuenta en su ya señalado “Diario íntimo”. Llegó con la intención de dar alguna conferencia, naturalmente de pago, en el sentido de que cada oyente debía pagarse su propia entrada. Ése era su sistema, llegaba al lugar, precedido por su fama de agitador, llamémoslo político, buscaba mecenas o en último caso él mismo alquilaba un local o se ofrecía a los círculos obreros, los casinos, los círculos mercantiles… y esperaba a que la gente acudiese. Y la gente acudía en masa, pagaba religiosamente su entrada y escuchaba entusiasmada a un “intelectual” que venía desde Madrid, al gran Noel, al “más grande escritor de España”, al “único que merece la pena leer”. Daba igual que hablase contra la Iglesia, allí acudían los sacerdotes, contra la guerra, allí estaban los mandos militares, o contra el caciquismo, allí estaba el cacique de turno. Incluso daba igual que hablase contra los toros, allí estaban, como ocurrió en Córdoba capital, los toreros (a su conferencia cordobesa acudió por ejemplo Manolete padre, también torero).

            No sabemos quién acudió a escuchar a Noel en Villanueva del Duque, pues su crónica al respecto es brevísima. Noel viene de hacer campaña en Extremadura y llega a Villanueva del Duque tras “seis horas de coche con un mulo lentísimo”. A continuación, escribe en su diario “La tarde del 10 [de junio de 1920] en Villanueva del Duque, donde hablo en el Círculo Liberal”. Eso es todo. Parece que uno, como villaduqueño, se sentiría frustrado por su escueta crónica, mas si se tiene en cuenta sus frecuentes crudos comentarios sobre otros pueblos que visita, quizá haya sido lo mejor para nosotros los cuervos. Téngase en cuenta que este diario íntimo parecía más bien destinado a un uso privado, es por ello que Noel arremete contra su propia mala suerte o mala vida y contra todo aquello que considera que debe ser criticado sin miramientos. Por eso, cuando dos días después habla en Villanueva de Córdoba, no se priva de escribir sus pensamientos sobre la localidad: “hablo en el círculo liberal y en la Peña Escolar. Conflicto con un imbécil de la Guardia Civil. Los jóvenes de siempre y el afecto de simpatía que produzco en estos pueblos ricos, pero muertos.” Ricos, pero muertos, dice, sin que sepamos exactamente dónde creía él ver la riqueza del lugar, si en las tierras o en las gentes.

            Peor aún le fue a Noel en Pozoblanco. Como él mismo escribió, “En Pozoblanco, un pozo… negro. Al llegar (fecha no especificada, mayo 1919), el alcalde le dio la orden “de abandonar el pueblo inmediatamente”, aunque él se niega a obedecerle. Debe tenerse en cuenta la época, en la que un alcalde actuaba muchas veces de modo caciquil o dictatorial en base a su propio interés, y a Noel la fama subversiva le precedía. Claro que cualquier excusa era buena para imponer el mando y ordeno de la autoridad pues “el capitán del Ejército destacado aquí, con motivo de la revolución agraria andaluza, me ordena me constituya en prisión en la fonda misma, amenazándome con un Consejo de Guerra. Impresión en el pueblo y asco enorme en mi alma.” Noel, aunque detenido, no se priva de decirle su opinión a esa España que se resiste a los nuevos tiempos y relata que le “prohiben todas las conferencias, y dándome el gustazo de llamarlos lo que son, el capitán y el alcalde, abandono el pueblo y la provincia…”. Al año siguiente, volvería a intentar dar, infructuosamente, una conferencia en Pozoblanco. No volvió jamás, y Pozoblanco se quedó sin escuchar al tantas veces denostado escritor.

            El otro pueblo que visitaría Noel durante su periplo por Los Pedroches sería Hinojosa del Duque, (fecha no especificada, junio o julio de 1920) del que escribiría. “¡Oh, estos pueblos aislados, ricos, incultos, en los que solo hay de moderno el cambio de los viejos retablos por otros nuevos indignos, regalo de damas ricachas e ignaras!” En Hinojosa hablaría en el Casino Conservador, en el Liberal y en el Teatro Cervantes y “aunque todos están en las faenas del campo, se llenan los locales y la calle; éxito enorme. ¡Parece mentira, esta inmensa popularidad mía!; el pueblo es todo mío y me adora. Nunca, dicen, estos salvajes estuvieron tan en silencio. El calvario de tratar con estos ricos miserables y malos que construyen cuarteles de la guardia civil en vez de escuelas, cazurros como bestias, y que hasta intentan expulsarme. La conferencia del teatro me produce 390 pesetas.”

            Nadie debe sentirse ofendido por las descarnadas opiniones que Noel vierte en su diario sobre las distintas localidades de Los Pedroches, si acaso, agradecer que hubiese intelectuales valientes que pusiesen sobre el tapete el atraso del país, aunque, como en su caso, eso le granjease más de un boicot a su obra y su vida. Si Noel denomina “salvajes” a los habitantes es precisamente porque le dolía que faltasen las escuelas para que dejasen de serlo; él mismo reconoce que donde él habla, un intelectual, un hombre culto, aquellos “salvajes” acuden en masa a beber en su fuente de sabiduría. Solo nos queda preguntarnos si un siglo después, aquellos Pedroches que visitó Noel, aquella España que intentó regenerar y que acabó por matarle de pena, pobreza y enfermedad, ha dejado ya de ser un lugar inhóspito para las mentes intelectuales que ansiaban la salida del marasmo secular que mantenía paralizado al país. Me gustaría pensar que sí, aunque los telediarios aún nos muestren muchas veces actitudes, llamémoslas, flamenquistas.

            Esos fueron las cuatro localidades visitadas por Noel o tres, si se tiene en cuenta que en Pozoblanco fue arrestado y se le impidió dar sus conferencias. En 1936, moría, -mal año, demasiadas muertes-, solo, sin una peseta en el bolsillo, sin la compañía de sus hijos, Eugenio Noel en Barcelona. Un escritor al que algunos, en Los Pedroches, tuvieron la suerte de poder escuchar y quizá, imaginarse en su verbo encendido una vida menos pesada que la que llevaban.

Fernando González Viñas

El villaduqueño Fernando González Viñas traduce «El espejo en el espejo» de Michael Ende

«Tengo la impresión, al leer lo que he traducido, de que en el fondo me estoy leyendo a mí mismo», dice Fernando González Viñas. «El espejo en el espejo» es una obra que lleva la firma del escritor alemán Michael Ende, pero que también tiene el aliento del escritor cordobés, que ha traducido al español este texto, no tan conocido como los célebres «Momo» y «La historia interminable», pero que refleja el mundo interior del escritor.

González Viñas nació en Villanueva del Duque, pero marchó pronto con su familia a Alemania, de forma que se formó en este idioma y lo domina y ya ha traducido en más de una ocasión. La editorial Cátedra presentó este miércoles en Córdoba la nueva traducción de esta obra, que formará parte de su colección «Letras populares», y que rescata un texto muy personal de Michael Ende (1929-1995), que no se puede comprender sin hablar primero de su padre. Edgar Ende(1901-1965) fue un pintor pionero del surrealismo en su país, cuyas obras estuvieron prohibidas durante la etapa nazi, y que solía representar escenas oníricas. Gran parte de su obra se perdió durante un bombardeo sobre Munich en la II Guerra Mundial, pero otra sobrevivió. «Michael Ende recreó en palabras las obras de su padre, ese mundo onírico lo llevó a la literatura, y también su relación con él», aseguró González Viñas, que habló de obras pictóricas como una cabeza cortada dentro de una jaula.

La traducción

«El espejo en el espejo» es un libro de cuentos que reflejan mundos como una discusión en una mesa o un hombre que se encuentra solo. Es «difícil» saber, dijo el escritor cordobés, si lo que se plantea en los cuentos se corresponde con la realidad. ¿Y cómo es la labor del traductor? González Viñas tiene asumido que «es complicado, muy díficil», y que todo trabajo de llevar un texto literario de una lengua a otra tiene que perder algo. Su objetivo ha sido «que la obra, que tiene mucha calidad literaria, se lea en castellano tan fácilmente como se lee en alemán». Por eso la traducción no podía ser tan exacta y por eso tiene González Viñas la impresión de que tiene parte de él.

Fuente: ABC Córdoba

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Libro de Feria y Fiestas 2014

Un año más les ofrecemos los contenidos del libro de Feria y Fiestas. Para esta edición de 2014 volvemos a contar con la participación de destacados componentes de la cultura villaduqueña y de magníficos colaboradores.

Portada

Este es el contenido desglosado por artículos. Clic sobre el título para leerlos.
  1. Saluda de la Alcaldesa.
  2. Reinas de las fiestas.
  3. La feria de los años 20 – Julio López González.
  4. Los álamos de Cristo – Alejandro López Andrada.
  5. Mujeres de Villanueva del Duque – Juan José Córdoba Ramos.
  6. Villanueva del Duque en el Catastro de Ensenada – Luis Romero Fernández.
  7. Ruperto, el último yeyé futbolista – Fernando González Viñas.
  8. Donaciones de sangre en Villanueva del Duque – CRTS Córdoba.
  9. El último lobo – Manuel López Andrada.
  10. Mujeres rurales, mujeres cuervas – Susi Doctor Morillo.
  11. Fotografías X Semana Turismo Rural 1.
  12. Programa de Festejos.
  13. Fotografías X Semana Turismo Rural 2.
  14. El legado artístico de Aurelio Teno en Córdoba – Cristóbal Cordero González.
  15. Juan del Viso Ramírez Morillo – Joaquín Chamero Serena.
  16. La Quema del Judas – José Caballero Navas.
  17. Saludos villaduqueños desde Internet.
  18. Homenaje a Antonio Rodríguez de León – Julio López González.
  19. Agradecimiento de la familia Rodríguez de León – Ana Rodríguez de León.
  20. Recuerdos de un villaduqueño ausente – Bernardino López Gómez.
  21. Las tallas medievales del siglo XIII – Concejalía de Cultura.
  22. Hinojosa y Villanueva del Duque – Manuel Moreno Valero.
  23. La Vía Verde de Villanueva del Duque – Equipo de gobierno.
  24. El testamento de D. Juan Benítez Conde – Miguel Barbero Gómez.
  25. Conmemorando el homenaje – Isidro Rodríguez Granados.
  26. Medjugorje: lugar de encuentro.

Si prefieres el libro completo, se puede descargar haciendo clic sobre este enlace (son 17 Mbs ).

El programa de festejos también puede descargarse en PDF haciendo clic sobre la imagen.

Descargar programa de festejos

Este año tenemos también un concurso de fotografía de feria.Clic sobre la imagen para ver las bases.

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«El último yeyé» nueva novela de Fernando González Viñas

«Oberndorf, 1974. Hace muy poco que Ruperto ha llegado a este pueblecito alemán, siguiendo la estela de los que emigraron antes. Se niega a creer lo que todos le dicen, que aquello no es el paraíso que muchos creen y que quizá sea hora de volverse. Pero pronto empezará a no encajar con el trabajo en las fábricas, con el estricto orden de la vida germánica, y con los madrugones a la alemana. No aguanta el pan de centeno, ni el café aguado ni tanta mantequilla. Desubicado por naturaleza, todavía se define a sí mismo como un yeyé y decide montar un grupo musical, Los Mantas, con el que triunfar en Alemania como ningún emigrante ha sabido hacerlo… Ruperto sólo parece tener dos certezas: que todo esto de Alemania no es sino un cuento absurdo y que las 7 de la mañana no son horas para levantarse».

Ya está llegando a las librerías la novela gráfica «El último yeyé» trabajo de nuestro paisano Fernando González Viñas en colaboración con José Lázaro Marcos.

La novela cuenta la historia de Ruperto, un emigrante español que llega a Alemania en 1974 y en vez de trabajar en la fábrica (como hacen los demás españoles, entre ellos sus hermanos) decide montar un grupo de música llamado Los Mantas y abrirse camino siendo un yeyé.  La novela retrata así el fin de la emigración española de los 70 en Alemania y el fin del movimiento yeyé, en definitiva el fin de una época.

El personaje principal está basado en el tío del autor, Ruperto Viñas, quien efectivamente tocó en el grupo Los Mantas para los emigrantes españoles en Alemania. Por cortesía del autor podemos ofrecerles alguna de las páginas de la novela.

«El último yeyé» se presentará oficialmente en Córdoba el día 23 de mayo en el Pub Automático, donde se celebrará una pequeña fiesta con música yeyé y pepermint frappé. El 10 de junio lo hará en Sevilla, en la librería Birlibirloque. ¡¡ Mucha suerte para este genial villaduqueño!!

Fernando Gonzálefernandoz Viñas (Villanueva del Duque, Córdoba) es escritor, historiador, traductor y artista plástico. Es autor en la editorial Berenice de los ensayos Sol y Sombra de Manolete (2007), José Tomás. De lo espiritual en el arte (2008) y de la novela Esperando a Gagarin (2012). Además ha traducido para esta editorial las obras de Hugo Ball: Dios tras DADA y Flametti. Otras obras del autor: Japón. Un viaje entre la sonrisa y el vacío (Almuzara, 2010), Manolete, biografía de un sinvivir (Almuzara, 2011), Cielo español. El culto a las Brigadas Internacionales en la Alemania Socialista (RDA/DDR).

Julio López para villanuevadelduque.com

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Fernando González Viñas imparte un taller de Novela Gráfica en Pozoblanco

Organizado con motivo del 50 Aniversario del Círculo de Bellas Artes de Pozoblanco, el viernes 4 de abril, se realizará un Taller de Novela Gráfica, que estará impartido por nuestro paisano Fernando González Viñas y por José Lázaro.

El taller está destinado a socios del Círculo de Bellas Artes y a todas las personas interesadas en la pintura y la lectura, se celebrará de 17,00 a 20,00 h en la sede del Círculo de Bellas Artes, en calle Fernández Franco, 62 (plaza del Cerro).

Los interesados deberán inscribirse en la sede del Círculo de Bellas Artesde Pozoblanco, en horario de 17´00 a 19´00 h de lunes a jueves.

El duo formado por Fernando y José se alzó con el primer premio del tercer Concurso de cómics Madinat al-Zahra con su obra “Los siglos sin reloj”. El concurso formó parte del programa elaborado por la Junta de Andalucía en Córdoba con motivo del Día Internacional del Museo.

Por gentileza de Fernando podemos disfrutar de ese cómic en nuestro portal.

villanuevadelduque.com

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Libro de Feria y Fiestas 2013

Un año más les ofrecemos los contenidos del libro de Feria y Fiestas. Para esta edición de 2013 volvemos a contar con la participación de destacados componentes de la cultura villaduqueña y de magníficos colaboradores.

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Este es el contenido desglosado por artículos. Clic sobre el título para leerlos.

  1. Saluda de la Alcaldesa
  2. Reinas 2013
  3. El Soldado y el esplendor de la minería en Villanueva del Duque – Miguel A. López-Morell
  4. Los días del Viñón – Alejandro López Andrada
  5. En recuerdo de D. Vicente Laguna Vallejo – Julio López González
  6. Restauración de las tallas de la Virgen de Guía – Marina Ruiz Gutiérrez
  7. Cuando la música tenía melodía – Marisa Doctor
  8. Un maestro del arte de la madera – Miguel Barbero Gómez
  9. Recuerdos de un niño – LLC
  10. Fotos de la 9ª Semana de Turismo (I)
  11. Programa de Festejos
  12. Fotos de la 9ª Semana de Turismo (II)
  13. De cuando Mourinho ya tiraba piedras a los perros – José Luis Blasco Chaves
  14. Escultura para un monumento – Isidro G. Rodríguez Granados
  15. La mujer serpiente de la feria – Fernando González Viñas
  16. Añoranza – Rogelio García Ruiz
  17. La trilogía literaria andaluza de López Andrada – Manuel Galeote López
  18. Corria el año 1955 – Pedro Castelo Luna
  19. 50 aniversario de la cooperativa olivarera – SCA Olivarera N.S. de Guía
  20. A Rafael Leal Prieto ‘El Presi’ – Anónimo
  21. Las tallas medievales, signo y testimonio de nuestra Fe – José Caballero Navas
  22. Las esquirlas de luz. Aurelio Teno – Francisco Onieva Ramírez

Si prefieres el libro completo, se puede descargar haciendo clic sobre este enlace (son 6 Mbs ).

El programa de festejos también puede descargarse en .JPG haciendo clic sobre la imagen.

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Cuervos en Tokio

Además de mi humilde persona, hay más cuervos en Tokio. ¿Hay jarotes en Tokio? Creo que no, pero cuervos… Tokio está lleno de cuervos. Hay más cuervos en cualquier barrio de Tokio que en todo Villanueva del Duque. En España los cuervos tienen mala fama. «Cría cuervos y te sacarán los ojos» dice uno de nuestros refranes más populares. «Un nido de cuervos» se le llama a una reunión de personas de las que desconfiamos. Sólo los buitres tienen peor consideración que los cuervos en nuestro país. ¿Por qué entonces nos llaman a los villaduqueños cuervos? No recuerdo haber visto muchos cuervos en el pueblo así que nuestros amigos de los pueblos hermanos de Los Pedroches parece que nunca nos han tenido en gran consideración.

Ahora bien, ser cuervo en Japón, eso es otra cosa. Aquí los cuervos son considerados como gente lista, si se me acepta el calificativo que Derso Uzala daba a los animales en la película de Akira Kurosawa. Tienen fama de inteligentes. Se dice que recolectan nueces y las ponen en la carretera para que los coches las partan y así comerse el fruto sin forzar demasiado sus delicados picos. ¿De dónde sacan las nueces? Aún no he visto a ningún cuervo comprar en un supermercado tokiota, pero todo se andará.

La consideración de inteligentes de estos animales les ha proporcionado convertirse en una especie de animal totémico aquí. Nada de vacas sagradas como en la India, es verdad, pero tienen sus privilegios. Por ejemplo, el cartel de la fotografía está clavado en un árbol en el parque cercano a mi casa, parque en el que viven por cierto unos pocos sintecho, palabra impropia porque se han construido unos chozos con plásticos, así que dejémoslos en pobres. ¿Hay pobres en Tokio? Como en todos sitios, sólo que aquí se esconden, se refugian en los parques y nunca se les ve mendigar, pero esa es otra historia. Estábamos en el cartel colgado al árbol: en él se pide a los los niños que no tiren piedras a este árbol porque hay nidos de cuervos, en el buen sentido de la palabra. Es un cartel superfluo porque ningún niño japonés anda tirando piedras. Los niños japoneses no se parecen a los nuestros, han salido blandos: ni cazan lagartijas con escopetas de plomillos, ni le atan latas a los gatos, ni apedrean a los perros, ni se sacan los mocos en misa. Blandos, ya les digo. Pero el cartel da una idea de que al cuervo, ni tocarlo, que es un bicho inteligente. Por las mismas, el cuervo ha pasado a ser símbolo de la Federación Japonesa de Fútbol, cuyo escudo es un cuervo sujetando un balón. ¿Les suena? Claro, nuestro glorioso Villanueva del Duque, del que uno puede ser socio pagando solamente 20 euros para todo el año y en el que jugó mi tío Florencio, tiene en su escudo un par de cuervos.

Así que si alguien en el valle le da por decir que los cuervos son bichos poco recomendables, vénganse a Tokio. Aquí los cuervos somos símbolo de inteligencia, por eso uno puede lucir camisetas como esta, que no recuerdo si me la regaló mi prima Vitorina o mi primo Teo el cartero. En cualquier caso, uno puede andar por Tokio con orgullo por ser cuervo.

Fernando González Viñas

Los Pedroches en el Tokyo Sky Tree

Por consejo de Julio, nuestro concejal de cultura, me he decidido a hacerles saber a los tokiotas dónde está el centro del mundo, el omphalos que decían los griegos del oráculo de Delfos. Por eso estoy rotulando las calles de Tokio para que no se pierdan y sepan siempre a qué distancia están de Los Pedroches. Una vez lleguen, ya les indicáis vosotros dónde está Villanueva del Duque y donde Pozoblanco y el resto de los pueblos de la comarca. Dadles lechón, que luego son muy agradecidos.

De momento ya he colocado los carteles en los alrededores de la recién inaugurada Tokyo Sky Tree (el árbol del cielo de Tokio), 634 metros de altura, la más alta del mundo. Como podéis ver en una de las fotos, los aviones pasan cerca, muy cerca. Es a prueba de terremotos, como todo por aquí, pero si me pilla uno arriba del todo espero tener papel higiénico del Elefante cerca. Lo importante es que el barrio de Sumida, donde se encuentra la torre, ya sabe la distancia exacta y el camino a seguir para llegar a Los Pedroches, el verdadero centro del mundo.

Fernando González Viñas

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La soledad de Ginza o Shinjuku

Se piensa que Tokio es una ciudad que está llena de gente. No voy a decir yo lo contrario teniendo en cuenta que viven 15 millones de personas tirando por lo bajo, más que entre Alcaracejos e Hinojosa juntas. Y es cierto que si uno coge el metro en la estación de Ikeukuro tiene la sensación de que vienen a por ti, que hagas lo que hagas te van a agarrar unos cuantos miles y te van a dar tu merecido. Si uno anda mirando el mapa del metro en la estación de Ikebukuro lo mejor es meterte en una de sus numerosas cafeterías y así evitar ser pisoteado, con mucho respeto, eso sí, por tíos que parecen todos por lo menos primos hermanos. Menos mal que los gordos son patrimonio del sumo y raro es ver un japonés/a con algún kilito de más.

Pero no todo Tokio es un hervidero de gente con prisas. Uno puede refugiarse en un pequeño santuario sintoísta, o un templo budista, y encontrar un rato de paz pidiéndole a los kamisama (dioses) que alguien del valle de los Pedroches se acuerde de ti y te mande por correo unas lonchas de jamón ibérico. Y si uno no encuentra un templo puede irse un fin de semana por la mañana a una de las zonas más caras y transitadas de Tokio, el barrio de Ginza. Es allí donde están las grandes marcas, las Cartier, Chanel, Vuiton, etc, con edificios propios diseñados por arquitectos de postín. Y en este Tokio inabarcable y supuestamente agobiante uno encuentra la paz en su ombligo, en su omphalos que diría un griego; porque los fines de semana se prohibe el tráfico y uno puede pasear por zonas como Ginza (en la foto) o Shinjuku, verdaderos enjambres de este país, como el que pasea por la calle de la Ronda un 2 de agosto a las 5 de la tarde. Casi dan ganas de sacar una silla de anea y sentarse a ver pasar a los vecinos, como hacía mi abuelo Doroteo en verano a la luz de una bombilla en la puerta de la calle la Ronda, una costumbre que al parecer se ha ido perdiendo.

Fernando González Viñas

Señor Taga

Por fin, el documento que todos estabais esperando, el señor Taga en persona. En concreto antier, que se empeñó en ir a la oficina a pesar de que se le advirtió que era domingo. Al final estuvimos tomando cafelito y tarta y después quería ir a una librería -las tiendas también están abiertas los domingos- y se empeño en que era a la derecha mientras Keiko le insistía que era a la izquierda. Se impuso su criterio y acabamos en un kombini, lugar que vende refrescos, pilas y revistas, entre otras cosas. Hubo que comprarle una revista porque libros, evidentemente, no había. En realidad lo que el señor Taga hacía era tirar para querencia, es decir, en dirección a un restaurante de ostras -sí, ostras- que había al lado del kombini. Y allí que entramos, a pedir ostras de una en una, que si una del mar alrededor de Hokkaido (la isla donde está Sapporo y que tanta gloria nos dio con Paquito Fernández Ochoa), que si otra de los alrededores de Nagasaki (esta me sentó mal, no sé por qué). Después de comerse las ostras el señor Taga me confesó que no le habían gustado nada (juro que mi japonés da para que os pueda asegurar que eso fue lo que me dijo). Todo eso en Ginza, el barrio más caro de Tokio, porque el señor Taga no sale a cualquier sitio, para eso se queda en casa meándose en los pantalones.

Total, que esto es un sinvivir, de restaurante de lujo en restaurante de lujo, siguiendo los pasos de mi particular Lawrence de Arabia, cual Omar Shariff, hasta alcanzar Akkaba, porque al señor Taga, le place.

Próximamente: excursión con tita Michio a un restaurante chino.

P. D. El torneo de sumo de enero está en su apogeo, de momento los dos únicos yocozunas, dos mongolos (de nacionalidad) van 9 a 0 y 8 a 1, disputándose la victoria entre ellos en los próximos días. Sí, los mongolos son los que cortan el bacalao en el sumo desde hace años. También hay búlgaros, un estonio, el checo canijo y, atención Leticia, un brasileño de Sao Paulo (al que le están haciendo morder el polvo un día sí y otro también).

Fernando González Viñas

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